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lunes, marzo 05, 2007

Reseñas ATP: Nova-2 de Luís García

Desde hace tiempo llevo pensando una “sección”, por llamarlo de alguna manera, dedicada a reseñar cómics editados hace más o menos tiempo, obras que ya no son novedosas y que están un tanto olvidadas por los motivos que sean. Hay actualmente un montón de blogs y webs dedicadas a comentar las últimas novedades de España y parte del extranjero pero la mayoría del inventario de las librerías especializadas parece tras un tiempo casi como si no existiera. Por eso iré publicando de vez en cuando reseñas ATP (A toro pasado) sobre obras que he repescado por los motivos que sean y de las que me apetece escribir...
Quiero empezar con una obra que me sigue fascinando pese a sus carencias: el Nova-2 de Luís García. La opinión generalizada es “un gran dibujo, una castaña de guión”. Y básicamente, eso es así, no nos engañemos, hasta Luís García en la visita guiada que dio en Avilés vino a decir eso (lo de la castaña de guión, no se dedicó a tirarse flores a su dibujo, dejémoslo claro).
Creo que el problema básico de Nova-2 es que es, estaba planeada así, como una obra larga y Luís García es una persona inquieta, un culo de mal asiento que necesita cambios constantes para mantener su interés. Esto hizo que fuera improvisando el guión (como El garaje hermético de Moebius que me parece el mismo caso, gran dibujo, guión muy irregular, pero que parece que haya más manías en criticarlo porque oh, es Moebius). Inicialmente iba a ser una historia de ciencia-ficción con un equipo de tres personas que viajan para investigar un extraño suceso (una de ellas, a veces llamado Alfred Sommer y otras Manfred, está inspirada en mi añorado Manfred Sommer; a ver si alguien edita su Texone, por cierto) y estaba dibujada a tinta sin una especial búsqueda del hiperrealismo. García no se siente cómodo y busca ayuda en Felipe Hernández Cava que le escribe las páginas 7, 8 y 9. Y entonces muere John Lennon y todo se desmadra. Vemos a las manos de un dibujante (Luís García, presumiblemente, ya que el nuevo protagonista es también dibujante pero de cómics románticos para Inglaterra) que está trabajando en una página, ayudado de fotografías, de lo que hemos visto hasta entonces y pasamos al que será a partir de ese momento el protagonista de la obra: Víctor Ramos, un dibujante de obra agencial casi desconocido en España con algunos trastornos psíquicos. Pero el desmadre gráfico es aún mayor: los originales son más grandes, el acabado es detallista al máximo, el grafito gana a la tinta. A partir de ahí, iremos dando bandazos en los encuentros y neuras de este pobre hombre. García intenta mantener cierta coherencia: en un kiosko podemos ver la portada de un periódico donde se explica que los tres personaje iniciales han desaparecido misteriosamente o en diferentes momentos vemos que los sucesos africanos pueden haber desencadenado psicosis en habitantes de países mediterráneos. Creo que si García hubiera sabido cómo iba a acabar todo, hubiera sido más sencillo intentar unificarlo todo como los delirios de una persona con problemas mentales y punto. Con un estilo gráfico mucho menos clásico nos venden cosas mucho peores como experimentales desde hace años...
Pero hay partes que me funcionan como lectura, como por ejemplo, el homenaje a Lennon, la recreación del cuento de Dinamita Cerebral (¿una adaptación verdadera sin acreditar? ¿una invención en la línea de una antología auténtica?) que lee en una de sus noches de insomnio el protagonista o las escenas que nos reflejan cómo Ramos fue concebido ante el miedo a la Guerra Civil (más tarde veremos que nació el día del alzamiento). Por cierto, que hay una página, maravillosa, que me sigue pareciendo el mejor reflejo del sexo en cómic (un tema que cae rápidamente en la cursilería o en lo grotesco) con un uso de la cámara subjetiva de lo más turbador (que no masturbador)...
Caótica, sí, deslabazada, también, pero esta obra tiene algo hipnótico en su estructura literaria que me sigue divirtiendo pese a todo. Y gráficamente es espectacular. La capacidad técnica de Luís García es difícilmente discutible. Hay quienes prefieren un dibujo más caricaturesco ya que el hiperrealismo les aleja de la historia (yo más bien diría que te puede ralentizar la narración pero eso es otro tema) aunque eso ya es cuestión de opiniones...
De todas formas, es una obra que creo que vale la pena conocer con todas sus carencias y todas sus virtudes.