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miércoles, enero 23, 2008

Mi fastuosa aparición en el Diarios de Festival 2

Otra de las páginas que se cayeron en la versión publicada del Diarios de Festival 2 de Ángel de la Calle es ésta, mi modesta aparición, y que analizaré someramente.
Desde un punto de vista gráfico, Ángel demuestra en esta página su economía de trazo porque de seis viñetas, sólo dibuja en cuatro. Además, a la hora de hacer retratos decide imitar, qué demonios, a los grandes como Picasso (ya sabéis, el retrato que hizo a Gertrude Stein y cuando ésta se le quejó de la falta de parecido, el malagueño contestó Ya se le parecerá).
Narrativamente, Ángel opta por seguir la línea del anterior volumen y hacer una ligera exageración de los hechos o fundirlos en uno si así conviene a lo que le apetece contar. No llevé doce originales a Ploog para que me los firmara porque entre otras cosas no tengo tantos. No le pillé nada a Luís García en Avilés (aunque lo hablamos y acabamos el negocio en Barcelona). Y mi defensa de la Esther de Purita Campos y Carlos Portela la hice bastante posteriormente a Avilés, entre otras cosas porque aún no había salido publicada. Y sobre todo, no soy un friki al que le gusta bastante basurilla. Bueno, sí, un poco sí, qué le vamos a hacer. Como el fan ése de 5 por infinito que acabó una charla con Esteban Maroto besándole la calva, por ejemplo.
No sé si a los demás os hará gracia pero cuando Ángel me mandó ayer la página me partí de risa. Espero que a los demás os haya divertido casi tanto como a mí.
¡Y echadle un vistazo al libro! ¡Que como no salgo es aún mucho mejor, amigos!

Una página inédita de Diarios de Festival

Como os comenté en unas pocas entradas antes, Ángel de la Calle había tenido que recortar bastantes partes para que le entrase el material en el Diarios de festival 2, el libro que acaba de sacar. Es una pena porque se perdían trozos con bastante gracia. Me ha pasado un par de páginas. Ésta es la primera centrada en su relación con su hijo Sergio. Me gusta sobre todo el diálogo de la última viñeta.

Los crímenes de Oxford

Hace años lei una curiosa anécdota. La cosa iba de un escritor que había visto adaptada al cine uno de sus libros. Un amigo lo visitó y le comentó:
-Vaya desastre que han hecho con tu libro.
El escritor respondió:
-A mi libro no le han hecho nada. Está perfectamente en la estantería.
Saltemos en el tiempo. A este julio pasado, concretamente, en plena Semana Negra de Gijón. Alex de la Iglesia participa en una mesa redonda del cine fantástico español. Allí se presenta Rec (muy simpática, la verdad) y De la Iglesia comenta la adaptación de Los crímenes de Oxford.
A la noche siguiente veo que el amigo Germán Menéndez se ha pillado el libro. Leo un poco de qué va, parece interesante y lo acabo comprando. Me lo leo en un par de días. Es una novela de intriga tradicional, muy cerebral, centrada en unos crímenes matemáticos (el autor de la novela, Guillermo Martínez, es matemático y sabe del tema y cómo hacerlo ameno). Me gusta la idea de aúnar la novela policiaca tradicional con las matemáticas, dos actividades básicamente cerebrales. Espero a ver la adaptación cinematográfica.
Ayer la vi, y exceptuando el trabajo de Leonor Waitling, creo que me gustó bien poca cosa. Puedo aceptar que transformen al estudiante argentino de la novela en americano por razones de mercado y tal pero Elijah Wood me echa para atrás con esa mirada de tacto rectal. John Hurt transforma a un matemático tranquilo, bastante humano, en un egocéntrico, desagradable y antipático y no todo el mundo puede ser House. De la Iglesia mete flashbacks en épocas anteriores (época victoriana, primera guerra mundial) por puro capricho. El final es torpe. La persona responsable de los asesinatos se comporta de una forma grotesca (y entraría a destriparla con detalle pero me abstendré), sólo le falta llevar una camiseta que ponga Sí, soy culpable.
En fin, que menos mal que aún tengo el libro perfectamente en la estantería.