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martes, marzo 22, 2011

Salón de Granada

Hace casi dos semanas me fui a Granada al salón del cómic. El motivo es que les había dejado unas piezas para una exposición sobre Bill Sienkiewicz.
Del salón de Granada me interesaban dos cosas: las jornadas profesionales del jueves y el concierto de "El arte de volar" del sábado.
Aparte de las dos cosas de las que siempre se habla de este salón: la pulpada y el Batán...
Llegué el miércoles ya que las combinaciones de avión desde Palma eran terribles y de otra forma hubiera llegado tardísimo a las jornadas profesionales. Como la organización iba de culo me fui pateando desde el espectacular hotel donde nos habían alojado a los invitados hasta el centro a tapear, comprarme algún libro y tal.
El jueves empezaron las charlas sobre diversos temas: gestión cultural, el cómic en las universidades (en la de Granada concretamente), el cómic digital, el IVA que se le ha de aplicar, charlas de autores y editores, cómo había afectado la crisis... Christian Osuna llevaba el control de las charlas y hubo momentos francamente divertidos. Me gustó mucho la arenga de Ricardo Dibbuks defendiendo el cómic en las librerías generalistas porque van a vender más una estantería de cómics que una de poesía.
Fue bastante intenso. Hubo una parada para comer y poco más. En los minutos de descanso iba hablando con uno u otro. Sergio Bleda me contaba su cómic de superhéroes para porretas. Jordi Bayarri me enseñaba su aplicación para iPad de sus cómics. Conozco a Agu Ariza, ilustrador de zombies para Dolmen, y Juan Torres, entintador de Marvel en pruebas. Carlos Pacheco me cuenta sus planes en Marvel. Hablo con Gabriel Hernández.
Cuando acaba me voy con Joan Navarro, Rubén Garrido y alguno más a ver la exposición de Pedro Porcel. Cuando llegamos, tras una parada en la librería Shazam, ya no hay cervezas. Con la gente que hay no es raro. La expo vale la pena. Hay cosas que me gustan especialmente, como las páginas de su cómic de la Primera Guerra Mundial. Acabamos en un bar de tapas con más gente que nos hemos encontrado ahí (Javi Royo, Christian Osuna...). Al salir vemos que estamos junto al Batán, el famoso bar de copas y punto de encuentro de la gente del salón. Allí se va sumando gente.
El viernes empieza el salón y no está la cosa muy fuerte. Compro algún cómic antiguo. Hablo con Jordi de Comic Hunter y voy conociendo o hablando más con otros invitados. Voy a ver la expo de Carlos Pacheco en la Biblioteca donde nos hace una visita guiada a los pocos que íbamos con él. Paco Díaz pierde el avión y no viene. Paco Roca viene de Alicante tras un auténtico tour. Hablo de Getxo con Borja Crespo. Conozco a Gorka Aguado, que se encargará de los vídeos de los conciertos del sábado, y a Emilio Expocomic Manzano. Edu Alpuente, que ya no es lo que era en ambientes nocturnos, me comenta los autores que representa. La expos del salón están bien aunque echo en falta cartelas que ayuden a saber qué se está viendo. Hago negocios de originales. Por la noche, disfruto de la pulpada y acabo en el Batán. Veo ganar a futbolín al equipo Gallardo-Roca ("social y sensible") contra Pacheco y Azpiri. Y luego los veo perder de paliza ante Navarro-Pacheco.
El sábado hay mucho más movimiento. Mucho cosplay, mucha niña semidesnuda, mucha lentilla con efectos... Hasta un gordo en tanga, me cuentan. El sábado por la tarde tenía una charla sobre coleccionismo junto a Joan Navarro y a Jordi de Comic Hunter. El primero ya se había ido (otro que tuvo marrones para viajar, por cierto) y Jordi tenía a Paco Roca firmando en su stand y, claro, no se podía mover. Se anuló, claro. Como se anularon otras varias charlas. La única que vi, el final, fue la de Ultra Radio, donde algunos dibujantes subían, dibujaban ante el público y comentaban sus historias. Me gustó mucho la intervención de Pepo Pérez que dibujó un kiosko, para a continuación hacer una arenga que venía a decir: Se está hablando mucho de que se ha de recuperar el kiosko para el cómic. ¿Qué es lo que se vende en un kiosko principalmente? Tabaco y periódicos (dibujó entonces un cigarrillo y un diario). El tabaco está de capa caída y el director de El País ha dicho esta semana por televisión que a la prensa tradicional le quedan cinco años de vida. ¿Qué nos deja esto? Y entonces, tachaba el cigarrillo, el diario y, finalmente, el kiosko.
Ese día fui a comer por mi cuenta con varios amiguetes coleccionistas de originales. Por cierto, que empecé una libreta de dibujos de salón temática de dedicada a personajes clásicos del tebeo español: el Capitán Misterio por Carlos Pacheco, Piel de Lobo de Alfonso Azpiri, Anacleto de Chema García, Gorila por Sergio Bleda y Superlópez de Roger Bonet. A éste le pillé una página muy maja con tintas suyas y lápices de Rafa Sandoval de Ultimate Doom. Todo está subido a mi galería de ComicArfFans, para los interesados...
Tras el salón vino el concierto de El arte de volar, dividido en tres partes. En la primera Kim dibujaba con música de piano en vivo de estilo contemporáneo. Media hora estuvo el hombre haciendo un dibujazo sensacional. Se me pasó volando. Y la música, que al principio no me encajaba mucho, al cabo de poco tiempo acababa acompañando a la perfección y dando la sensación de tristeza y fracaso que se desprende del cómic. Tras un interludio en que Antonio Altarriba habló al público, vino un montaje de imágenes del cómic de nuevo con música en vivo. Me gustó especialmente la selección de las imágenes. Al final una experiencia que no me importaría repetir.
El problema vino en que salimos a las once. Yo tenía un hambre canina, éramos un montón de gente y estábamos en una zona con pocas opciones de restaurantes(al primero que entramos casi se ríen de nosotros de lo lleno que estaba). Lo veía negro. Pero encontramos un sitio y que estaba estupendo. Pasé la cena hablando con Kim y Antonio Altarriba que me anima a tirar adelante un proyecto que tengo.
Ese día Nico de Flash Comic montaba una fiesta por el aniversario de su librería pero, visto lo visto y como me conozco, me fui a dormir.
El domingo, hacer la maleta, despedirse de la gente, última comida con la gente de la organización (y Gallardo, que ha perdido el avión) y poco más.
La sensación final que me ha quedado es que es un salón pequeño, realizado con muchas ganas por parte de los organizadores, un tanto caótico pero con un clima de familiaridad muy agradable.
Volveremos.